Las puertas cortafuego y las protecciones de aperturas, fundamental para la seguridad de los edificios

Durante la pandemia, muchos programas de IPM en puertas de seguridad quedaron en un segundo plano mientras las instalaciones trabajaban para mantener a los ocupantes del edificio a salvo del virus, lo que incluía implementar estrategias de distanciamiento social, satisfacer la demanda de desinfectante de manos y una limpieza más frecuente, entre otros requisitos nuevos.

A medida que los edificios comienzan a regresar a sus operaciones normales, es un momento crítico para reexaminar y renovar los programas de IPM de puertas cortafuego y protecciones de aperturas para garantizar niveles adecuados de seguridad para los ocupantes, incluido el cumplimiento de NFPA 80, Norma para Puertas Cortafuego y otras Protecciones de Aperturas.

NFPA 80

NFPA 80 requiere que las puertas cortafuego y otras protecciones de aperturas, como persianas y ventanas, estén operativas en todo momento. La operatividad de estos sistemas incluye la apertura, el cierre y la traba. Las puertas cortafuego tienen que mantenerse cerradas y con pestillo o disponerse para proporcionar un cierre automático durante el tiempo de un incendio. Además, se prohíbe el bloqueo o acuñamiento de las puertas en la posición abierta, ya que viola la operación requerida y la característica de cierre de la puerta.

Es particularmente importante considerar estos requisitos a medida que los edificios comienzan a reabrirse mientras se continúan los esfuerzos para mantener a las personas a salvo del coronavirus.

A principios de 2020, cuando la amenaza de COVID-19 estaba creciendo, pero los edificios aún no se habían cerrado, hubo informes de puertas abiertas para que la gente no tuviera que tocarlas.

A medida que las ocupaciones comienzan a abrirse, es concebible que este tipo de escenarios puedan volver a ocurrir. Esta es una preocupación seria, ya que interferir con el funcionamiento de la puerta cortafuego puede tener graves consecuencias durante un incendio. Además, permitir que las puertas cortafuego se mantengan abiertas corre el riesgo de que esto se convierta en una práctica aceptada en el edificio para cualquier número de situaciones. A los residentes y al personal del edificio hay que enseñarles soluciones que cumplan con los códigos y no adquirir el hábito de anular las prácticas de protección contra incendios.

Recomendaciones de la NFPA

Cualquier cosa que pueda evitar que la puerta se cierre y trabe correctamente durante una condición de emergencia, como sostener la puerta abierta con objetos, pegar el pestillo, usar cuñas de madera o topes de puerta abatibles, o anular el dispositivo de cierre, es una violación de las normas. Para que sean eficaces, no solo hay que cerrar las puertas cortafuego, sino también mantenerlas cerradas.

Los incendios en edificios son capaces de generar presiones suficientes para forzar la abertura de las puertas cortafuego si no se mantienen cerradas con suficiente fuerza de traba, lo que hace que las puertas sean incapaces de proteger la apertura en la que están instaladas y potencialmente permite que el fuego se propague a un espacio adyacente y más allá del compartimento de origen.

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